ocio y evasión
Cuando tengo miedo, leo algo de Emil Cioran como si fuera el Corán.
Hace algunos días, lo hice y me guié por las marcas. Di con El animal indirecto, entre otros. Si tengo la croqueta a la deriva (generalmente), hay secuencias que me llevan a otras secuencias. La primera, fue ese reel con Alejandro Dolina diciendo que la gente no quiere leer, sino que quiere haber leído. Me hubiera gustado escuchar el discurso completo, pero solo conozco el fragmento. Con más fuerza llegó el entrañable personaje de Isidoro Blaisten, Victorcito, el oblicuo.
La vida oblicua tiene ese encanto, el disparate, el desatino y la subsistencia misteriosa, fantástica. El contrapunto sobrio es traer a la conciencia las formas de errar, un sondeo de la errancia para palpar el atolondramiento.
Del absurdo fantástico de Blaisten paso a Cucurto, me siento más cómodo con el realismo atolondrado; como método de lectura y como consumo de contenidos.
Leer es mi evasión favorita. Y no solo leer literatura. Aunque derivas como esta acaben señalando a un sujeto incómodo, incapaz de acertar haciendo. O todavía peor, un sujete abombade por el deseo o el miedo, incapaz de ver la errancia. Una especie de demente senil.
Dejo los primeros libros famosos de los autores mencionados, en cada cual están las referencias de la deriva. El reel de Dolina podrá buscarlo cada cual. O no.
Descargar En las cimas de la desesperación de Emil Cioran (EPUB)
Descargar Dublín al sur de Isidoro Blaisten (EPUB)
Descargar Cosa de negros de Washington Cucurto (PDF escaneado)
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